La amenaza del coronavirus ha hecho que salgan
a la luz ciertos comportamientos xenófobos contra
la comunidad asiática
La alarma global provocada por la aparición
de Wuhan y su propagación a otros países tiene
efectos más allá de la salud de las personas.
El miedo generalizado está provocando actitudes
xenófobas y discriminatorias hacia la población
asiática en países occidentales.
Esto se debe, en parte, a la falta de información y la
propagación de noticias falsas que circulan por la red,
que extienden rumores y mentiras sobre el virus.
Algunos países también contribuyen a aumentar
esta sensación de alarma. Es el caso de Rusia,
que ha decidido deportar a los extranjeros que
estén infectados por el coronavirus contradiciendo
así las recomendaciones de la
Organización Mundial de la Salud (OMS).
La indignación llega a las redes sociales
Las redes sociales, especialmente Twitter, se han hecho
eco durante los últimos días de la discriminación que
afecta a muchos ciudadanos asiáticos como
consecuencia del coronavirus.
En España, muchos miembros de este colectivo han
publicado mensajes de denuncia bajo el
lema #NoSoyUnVirus, para denunciar el rechazo
que están sintiendo por una parte de la sociedad.
Estos mensajes de denuncia también han comenzado
a expandirse a otros países como Francia, Estados Unidos, Italia y Canadá.
Tanto es así que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) también ha mandado un mensaje para frenar los ataques:
“La alarma por el coronavirus es comprensible. Pero el miedo
no puede justificar los prejuicios y la discriminación contra
la comunidad asiática. Luchemos contra el racismo, acabemos
con el odio y apoyémonos en esta emergencia de salud global”.
Ébola: un caso similar
No es la primera vez que una enfermedad focalizada
en un punto del planeta se convierte en emergencia internacional.
En 2014 varios países de África occidental sufrieron un grave
brote de ébola, una de las enfermedades más mortíferas
del planeta.
La enfermedad se expandió rápidamente por la falta de recursos
para combatir el virus, pero también porque no hubo una
respuesta coordinada entre los diferentes gobiernos.
Como consecuencia, se infectaron más de 30.000 personas
y hubo más de 11.000 muertes, según datos de
Médicos Sin Fronteras (MSF).
Fuera de África, en los países occidentales, los casos
de ébola no superaron la docena según recoge la OMS.
Sólo falleció una de las personas infectadas en Estados Unidos.
La enfermera española Teresa Romero fue la primera
persona infectada por el virus fuera de África. Su caso
enseguida acaparó la atención mediática, relegando a un
segundo plano lo que estaba sucediendo con las miles de
víctimas en África.
Estas situaciones también deben hacernos reflexionar
sobre la diferencia entre los países desarrollados y las
regiones con menos recursos y cómo recibimos
la información sobre la emergencia sanitaria.
Estas situaciones también deben hacernos reflexionar
sobre la diferencia entre los países desarrollados y las
regiones con menos recursos y cómo recibimos
la información sobre la emergencia sanitaria.
La docena de víctimas del ébola en países occidentales
tuvo mucha más presencia en los medios que los miles
de muertos en África. Lo que hace que nos preguntemos
si la gravedad de la epidemia tiene el mismo peso
para todo el mundo.
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